¿GOLPE DE ESTADO CON UN GENERAL SIN TROPAS, UNOS PILOTOS SIN AVIONES Y ALGUNOS MILITARES RETIRADOS?
Últimamente son más notarias las irregularidades en el sistema judicial del país, juicios sin culminar y
condenas sin pruebas, parecen el pan nuestro de cada día. Tal es la situación
de 9 oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB), quienes
el pasado 5 de mayo de 2015, fueron condenados por su supuesta participación en
el movimiento denominado “Operación Jericó”.
Estos oficiales: El General de
División (Aviación) Oswaldo Hernández,
el Coronel Ejército (retirado) José Gregorio Delgado Vásquez, Teniente Coronel
Aviación Ruperto Chiquinquira Sánchez Casares, Mayores de la Aviación Víctor
Ascanio Castillo y César Orta
Santamaría, los Capitanes de la Aviación Andrés Thomson Martínez, Neri Córdoba, Laired Salazar Zerpa y el
Capitán Guardia Nacional (retirado) Juan Carlos Nieto Quintero; Fueron detenidos en mayo del 2014, acusados
por los delitos de Instigación a la Rebelión y Contra el Decoro Militar.
Algunos de ellos fueron encarcelados en los sótanos de la sede de Contra
Inteligencia Militar (DGDIM) en Caracas por cuatro meses, mientras esperaban la
audiencia preliminar.
Durante esa audiencia, el fiscal
militar Plasencia Mondragon no pudo presentar pruebas ni elementos suficientes
para enviarlos a juicio, únicamente fueron utilizadas las declaraciones de 4
testigos, cuyas afirmaciones presentaban incongruencias y contradicciones. Sin
embargo la jueza Lariza María Theis Ferrer, consideró lo contrario y
mando a juicio a estos 9 militares.
Algunos de ellos, fueron enviados
al Centro Nacional de Procesados Militares
(CENAPROMIL) en Ramo verde, en donde tuvieron que permanecer 6 meses
antes de comparecer ante la corte marcial en Caracas, para su Juicio.
El juicio, presidido por el
Magistrado Coronel Alfredo Solorzano Arias, comenzó el 25 de febrero y duró
aproximadamente 2 meses. Estuvo plagado desde el principio, por numerosas
irregularidades, empezando por ser un tribunal
“Accidental”, el cual según la legislación venezolana, solo puede constituirse
en tiempos de guerra.
La fiscalía Militar, representada
por el Mayor Rubén Madriz, el Capitán Alu Salvador y Jesús García, promovieron
un aproximado de 96 pruebas y testigos, entre los cuales, solamente 4,
conocidos como los “testigos estrellas”
acusaron a estos oficiales de haber realizado reuniones con el fin de
conspirar contra el gobierno nacional. Los demás testigos, no pudieron aportar
ningún elemento que pudiese comprobar la culpabilidad de éstos oficiales,
puesto que la mayoría ni siquiera sabía de qué se trataba el caso y algunos ni
conocían a los militares acusados. Por lo que sus declaraciones se basaban en
los procedimientos de captura que se realizaron y demás aspectos técnicos, que
en nada aportaban datos de valor, para la acusación que se les realizó a estos
oficiales.
El Teniente Coronel César Eduardo
Ramos Losada, Cap. Viloria, primer Teniente Wilfredo Coronel Peña y el Teniente
Alexander Guerrero, Conocidos como los 4 testigos principales, afirmaron haber asistido a unas reuniones de
carácter conspirativas, en la ciudad de Maracay; con el fin de planear el conocido
movimiento Jericó que pretendía una intentona en contra el ejecutivo
Nacional. Sin embargo, en sus
declaraciones hubo muchas discrepancias,
puesto que ninguno coincidió con las descripciones de las residencias donde se
realizaron las supuestas reuniones, en la cantidad de personas que habían
asistido al lugar, ni en las fechasen las que supuestamente se realizaron.
Asimismo, afirmaron que en ningún momento ninguno de estos 9 oficiales
acusados, los habían instigado a una rebelión militar.
Según las declaraciones de éstos
testigos, la Operación Jericó, tenía como fin bombardear el centro de Caracas y
algunas instituciones como la sede del canal Telesur, la Dirección de
Inteligencia Militar, el Sebin, el Ministerio de la Defensa, el Tribunal
Supremo de Justicia (TSJ), el Palacio Blanco, la Fiscalía y el Palacio de
Miraflores; con los aviones del grupo de entrenamiento N°14, los “Tucanos”; los
cuales para la fecha estaban INOPERATIVOS por presentar fallas en el tren de aterrizaje,
según las declaraciones de los mismos testigos que promovió la fiscalía. Asimismo, las bombas que según se pretendían
usar, no se encuentran en la misma base militar de los aviones Tucanos, desde
el año 2002, puesto que por medidas de seguridad, están resguardas en otro
estado.
Uno de los acusados el Cap. Juan
Carlos Nieto Quintero, quién fue desaparecido y torturado por miembros de la
Dirección de Contra Inteligencia Militar, en el momento de su detención, fue el
invitado ausente durante el juicio; ya que de las 21 audiencias
(aproximadamente) su nombre fue mencionado una sola vez; la fiscalía solo pudo
promover una prueba en su contra, una llamada telefónica, la cual no sabían
quién había recibido en el exterior, incluso el especialista en comunicaciones,
que fungió como testigo, afirmó que no podía determinar quiénes eran las
personas que hablaban.
A pesar de la falta de evidencias
en su contra, la NO comprobación de los delitos de Instigación a la Rebelión y
Contra el decoro militar (que por cierto este jamás fue tocado durante el
juicio), considerando además la imposibilidad de que los acusados pudiesen
armar aviones (inoperativos para el momento del supuesto hecho), bombardear sin
armas ni tropas; fueron condenados por y sentenciados a penas entre 5 y 8 años
de cárcel.
Cabe entonces preguntar ¿Fue un
juicio para buscar la verdad o simplemente una orden para sentenciarlos?
La conclusión de este caso, puede indicar que estos oficiales están siendo utilizados, en un intento por
controlar o suprimir el descontento que todavía existe en varios niveles y
componentes de las Fuerzas Armadas Nacionales, y sus nombres pueden ser
añadidos a la larga lista que conocemos de presos políticos.
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